En el año 1985 la finca fue comprada por Pedro Martín Escobedo Altaba, en principio la compró para construir una fábrica de juguetes de plástico, y posteriormente la habilitó en periodos de verano, donde la familia pasaba largas temporadas.

Pedro Martín, como apasionado a la finca, la rehabilita en el año 2007 hasta que fallece en 2013.

En el año 2013, cuando fallece, la finca conocida como finca Pedro Martín se pone a la venta, sin embargo, en el año 2018, Pedro Javier Escobedo, uno de sus hijos, adquiere la finca, nombrándola Finca Pedro Martín en honor a su padre.

Desde el año 2018 se ha ido reconstruyéndola y manteniéndola para que no perdiera su esencia inicial.

En el año 2024 finalmente se vende a Ángel Aparicio, con el objetivo de ampliar su cartera de inversión inmobiliaria de alquiler.